BERNARDO DE GÁLVEZ Y GALLARDO
Conde de Gálvez
Bernardo de Gálvez y Gallardo nació en Macharaviaya (Málaga) el 23 de julio de 1746. Su adolescencia transcurrió entre Madrid y Tenerife. Con 16 años participó en la guerra de Portugal alistado en el regimiento francés Royal Cantabre, y al término del conflicto marchó a Francia en donde durante casi 7 años perfeccionó su formación militar.
En 1768 llegó a la Nueva España. Allí se encontraba su tío José de Gálvez, al que se le había encomendado la misión de sanear y reorganizar la administración del virreinato. Bernardo de Gálvez fue destinado a Chihuahua, capital del inmenso territorio conocido como Provincias Internas, que abarcaban Sonora, Nueva Vizcaya, Coahuila, Nuevo León, Arizona, Nuevo México y Texas.
Su defensa contra los frecuentes ataques de los apaches se apoyaba en una línea de puestos fortificados llamados presidios.
El joven capitán Gálvez, desde Chihuahua, dirigió varias expediciones contra los apaches con tropas de dichos presidios. En uno de los combates recibió tres heridas. Pero una fortuita caída del caballo le obligó a regresar a la Península en 1772. Ingresó luego en la recién creada academia militar de Ávila, y en 1775 participó en la expedición contra Argel, en donde resultó gravemente herido en una pierna.
En mayo de 1776 su tío José de Gálvez, ya entonces ministro de Indias, lo nombró coronel del regimiento fijo de Luisiana y gobernador de dicha provincia española, cuya capital era Nueva Orleans. Allí, el año 1777, encontrándose muy enfermo, contrajo matrimonio in articulo mortis con Felicité Saint-Maxent.
El 4 de julio de 1776 las Trece Colonias inglesas en Norteamérica se alzaron contra el Reino Unido y proclamaron su independencia. Gálvez apoyó secretamente a los americanos facilitándoles pólvora, armamento, medicinas y pertrechos, además de permitir el tráfico por el río Misisipí de buques con ayuda para los patriotas.
Declarada la guerra contra los ingleses, en septiembre de 1779 el ya brigadier Gálvez, tras superar un fuerte huracán, partió de Nueva Orleans al mando de unos 1400 hombres, de ellos apenas 400 soldados profesionales. El resto eran voluntarios blancos o de color e indios, y además una decena de colonos norteamericanos liderados por Oliver Pollock, agente del Congreso en Luisiana e íntimo amigo de Gálvez.
Pese a estar en franca inferioridad logró conquistar a los británicos los fuertes de Manchak, Baton Rouge y Natchez, situados en la orilla izquierda del Misisipí. Por tan destacados triunfos fue ascendido a mariscal de campo. Acababa de cumplir 33 años.
Al año siguiente, tras los efectos de una violenta tormenta que hizo naufragar la mayoría de sus barcos, logró rehacer sus fuerzas y el 14 de marzo de 1780 conquistó el fuerte Charlotte de Mobila. Proyectaba seguidamente avanzar hacia Panzacola, pero no consiguió que sus jefes en Cuba lo apoyaran. Tras el obligado aplazamiento, en octubre de aquel mismo partió otra vez de La Habana hacia Panzacola, pero un nuevo huracán desbarató el convoy impidiendo acometer la empresa.
Por tercera vez acometió en febrero de 1781 esta importantísima misión, logrando al fin desembarcar sus tropas en la isla de Santa Rosa, que dejaba un estrecho canal de entrada a la bahía de Panzacola, defendido por el fuerte inglés de Barrancas Coloradas, poderosamente artillado.
El navío San Ramón, buque insignia de la flota de apoyo, quiso penetrar en la bahía, pero encalló en un banco de arena, por lo que desistió de intentarlo nuevamente. La protección de la artillería naval española era imprescindible para proteger el cruce de las tropas desde Santa Rosa a tierra firme. Por ello, ante la crítica situación provocada por la negativa del mando de la escuadra de apoyo a que los buques atravesaran el estrecho, por el riesgo de que alguno de ellos pudiese ser hundido, el 18 de marzo de 1781 Gálvez envió al jefe de la flota el siguiente mensaje:
Una bala de a treinta y dos que le envío y presento es de las que reparte el fuerte de la entrada. El que tenga honor y valor que me siga. Yo voy por delante con el Galveztown para quitarle el miedo.
Inmediatamente Bernardo de Gálvez inició la entrada en el canal al mando del Galveztown, un pequeño bergantín de apenas 30 metros de eslora, pero ninguno de los 27 disparos de la artillería británica le alcanzó, culminando así la hazaña que le condujo a la gloria y la fama.
Después, ya con el apoyo de la flota, que pasó sin daño por el canal, y al cabo de casi 50 días de reñidos combates, en los que el General recibió dos heridas, el 8 de mayo conquistó Panzacola, capturando más de 1100 prisioneros, unos 150 cañones y numeroso material. En reconocimiento a su triunfo Carlos III le concedió el ascenso a Teniente General y el título de Conde de Gálvez, con el mote YO SOLO para su blasón.
Estas victorias fueron casi simultáneas con las que obtuvo su padre Matías de Gálvez en el teatro de operaciones de Guatemala. Por ellas Carlos III le concedió el ascenso a Teniente General y al término de la campaña lo nombró Virrey de Nueva España, en donde su mandato se caracterizó por su honradez y su protección al pueblo mexicano.
Pero Matías de Gálvez falleció muy pronto, y su hijo Bernardo fue nombrado para sustituirle, efectuando su triunfal entrada en México en junio de 1785. Los mexicanos pronto pudieron darse cuenta de las singulares prendas personales que adornaron la figura del Virrey, que se desvivió por mejorar la vida del pueblo. Lo más destacado de su corto mandato fue el auxilio que prestó los más desvalidos ante la gravísima hambruna originada por unas fuertes heladas que arrasaron las cosechas de maíz y trigo.
Pero la enfermedad que padecía desde 1777 provocó su prematuro fallecimiento el día 30 de noviembre de 1786 en Tacubaya, entonces un pequeño pueblo junto a la ciudad de México. Acababa de cumplir 40 años. Los funerales fueron una extraordinaria manifestación de duelo. Su cuerpo reposa desde entonces en la iglesia franciscana del Colegio Apostólico de San Fernando, frente a la tumba de su padre.
La Asociación malagueña Bernardo de Gálvez que preside Miguel Ángel Gálvez, gracias a la extraordinaria labor desarrollada en Washington por Teresa Valcarce, consiguió que el 9 de diciembre de 2014 quedara colgado en el Capitolio un retrato de Bernardo de Gálvez -copia realizada por Monserrate del óleo atribuido a Maella- cumpliéndose así el acuerdo tomado en 1783 por el Congreso norteamericano a propuesta de Oliver Pollock.
Días después el Presidente Obama firmó el nombramiento de Bernardo de Gálvez como Ciudadano Honorario de los Estados Unidos, en reconocimiento a la decisiva ayuda que en nombre de España prestó a la Revolución Americana.